miércoles, 27 de febrero de 2013

Nostalgiaaaaaaaaaaaaa.

Ay ay ay. Si es que no puede ser. Ni un día me puedo acostar temprano, por una cosa u otra. Joder, qué emoción más grande. Que me he puesto a ver fotos, y videos, y cosas de cumpleaños y... que os quiero mucho a todos, en serio. La gran mayoría de las entradas de este blog van dedicadas a la señorita Márquez, porque yo soy así de moñas y necesito proclamar mi amor por ella, lo reconozco. Pero en serio, que sepáis que sois los mejores. Filólogos y no filólogos, amigos y amigas, gracias a toooooodos vosotros, desde ese octubre de 2011 no he hecho otra cosa que sentirme más y más afortunado por teneros a todos en mi vida. Por favor, no perdamos esto, por mucho mal rollo que haya. Ya está, sólo eso. Que me pongo demasiado moñas incluso para mí. Os quiero. Mucho mucho. Hala. Nunca más.

...

Pene.


martes, 26 de febrero de 2013

Esas.

Entradas que se convierten en notas que se convierten en emails.

sábado, 9 de febrero de 2013

"Si emociona pensarlo, imagina hacerlo".

Esa es una frase que acabo de leer. La he leído y me ha encantado, porque me ha hecho recordar la época en la que sólo imaginaba. Imaginaba cómo podría ser mi vida en 2012, en 2013. Voy en el autobús de vuelta a casa y supongo que todos nos inspiramos un poco con el efecto hipnótico de una ventana de este transporte público.
Sí, recuerdo, recuerdo cuando me imaginaba cómo sería salir con Esther. Yo ya la conocía, y ya estaba loquito por sus huesos. Me tenía en la palma de su mano. Y muchas veces me sorprendía a mí mismo imaginando cómo serían los paseos nocturnos por Sevilla, o cómo iría conociendo más y más a esa persona que tanto me fascinaba. Y ahora creo que esa frase que da título a esta entrada de mi blog no puede tener más razón.
La realidad supera por mucho a la ficción. Nunca, nunca pude imaginar que se podía sentir las cosas que ella me hace sentir, en todos los sentidos. Es el agua para mi sed, por más que escriba no podría describir lo que siento cuando estoy con ella. Cada día que pasa, con cada gesto, cada sonrisa, cada enfado, cada cosa que descubro sobre ella me enamora un poquito más. Como dije antes, me tiene en la palma de su mano, y sólo puedo esperar que me siga queriendo allí. Que no se canse de aguantarme, lo cual es bastante difícil.
Vaya, pues otra entrada que le dedicó a ella. Pediría perdón por ser tan monotemático, pero no quiero. Se las merece. Todas las que le dedico y más.

Te quiero, Esther.