Después de hablar mucho rato con mi madre y mi tío sobre su juventud, llego a una conclusión. ¿Sabes cuál es el problema? Hay demasiado miedo al fracaso. Hay demasiado miedo a ser infeliz, a equivocarte en alguna decisión importante de tu vida y no poder volver atrás, a perderlo todo. Se ve en todas partes: mi madre y mi tío, por ejemplo. Gente mayor, adulta, o anciana que hoy día se arrepiente de decisiones que tomaron, o mejor dicho, que no fueron capaces de tomar por cobardía, o porque no era lo que se esperaba de ellos. Es lamentable ver cómo pasan los años y surge la pregunta: ¿y si...? ¿Y si...?
La vida consiste en equivocarse. En cometer errores y aprender de ellos, en atreverse a levantarse y dar los primeros pasos, pues sin ellos nunca aprenderíamos a caminar. Una vez más, no puedo evitar mencionar a Vetsuta Morla, a su canción Copehnague, en la que Pucho menciona "el valor para marcharse, el miedo a llegar". Yo, personalmente, tengo miedo. Pero no temo el tomar una mala decisión, no temo equivocarme, no temo que me hagan daño; no, eso ya es irrelevante. Mi verdadero miedo es ver cómo no fui capaz. Me da miedo tener que plantear en el futuro esa pregunta, esa maldita pregunta: ¿y si...?
Por eso voy a intentar, qué carajo, ser feliz. La vida es demasiado corta como para preocuparse por las consecuencias de todos y cada uno de tus actos.
Que le jodan al miedo.
Como dijo Walter Moers (en su libro "las 13 vidas y media del Capitán Osoazul"): "La vida es demasiado corta para confiársela al destino"
ResponderEliminarExacto.
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