No sé cómo haces para que cada segundo que estoy sin ti sea un infierno. Un infierno en el que, de vez en cuando, tengo regalos que hacen mi estancia mucho más llevadera: un tuit nuevo tuyo, un whatsapp, una llamada. Escuchar tu voz. Cada palabra, un cubo de agua helada en ese infierno.
Y me apetecía escribir esto, porque ya no sé cómo decirte cuánto te quiero y cuánto te echo de menos.
Y porque no sé cómo lo haces, pero cada día te necesito más. Como los Winchester se necesitan entre ellos, o como ellos necesitan a Bobby y Cas. Bueno, no. Yo a ti te necesito mucho más.
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