miércoles, 30 de abril de 2014

Hola!

Pues de estas veces que intento dormir y no puedo. Aunque admito que he empezado a escribir cuando me entra el picorcillo este de ojos, así que seré breve: me apetece mucho decirte que te quiero, Esther. En realidad me apetece mucho estar contigo, y decírtelo en persona, al oído, entre besos, a gritos, como sea, pero hacer que nunca se te olvide. Menos aún en esta semana tan especial, claro. Pero que jamás se te olvide. Te quiero. Te amo. Te puedo decir mil sinónimos y nunca podré describirte lo que me haces sentir, pero espero seguir demostrándotelo mientras me aguantes.

PD: se avecina una semana muy ñoña en este blog. El que avisa no es traidor.

miércoles, 2 de abril de 2014

I always miss you when you're gone.

Hay noches tontas. Me gusta llamarlas tontas porque no sabes qué hacer cuando te toca vivirlas. Lo único que quieres es irte a dormir para empezar el nuevo día de mañana, pero no puedes. Vayusté a saber por qué. (Justo me llega un tweet de Andrea diciéndome que estoy con la regla) El caso es que ésta es una de esas noches. Cuando llaman a la puerta, normalmente van acompañadas de una tristeza extraña, que no sabes de dónde viene, pero que está ahí. La notas. Le preguntas qué hace aquí y te responde con un escueto "tú sabrás", si es que responde en absoluto. La incógnita crece más aún cuando has tenido un día genial. Has estado rodeado de la mejor compañía que se puede pedir, filólogos y Ella, te has divertido y hasta has ido al cine. Así que, ¿qué es lo que falla? Me he dado cuenta hace unos momentos, merced a una epifanía nocturna que me ha impulsado a escribir estas líneas.
El caso es que estas noches atacan de vez en cuando. Sin previo aviso, simplemente llegan y tienes que lidiar con ellas. Y no importa lo genial que haya sido tu día, vas a sentir que te falta algo. En mi caso sé lo que es, porque un par de veces me han pillado en una cama compartida. Y son precisamente esas ocasiones en las que he sido inmune a estas sensaciones, refugiándome en su abrazo, buscando su cariño, recordando que está ahí conmigo. Pero ¿qué fantasma, qué tipo de sentimiento negativo va a superar la protección que supone su abrazo? Es un bastión inexpugnable. Sé que exagero, y sé que probablemente (y aunque me cueste reconocerlo) Andrea tendrá razón y es simplemente que estoy con el equivalente masculino de la regla (o como lo queráis llamar), con una sensación de melancolía injustificada, pero no puedo dejar de pensar que no es nada que su presencia aquí, conmigo, no pueda disipar sin esfuerzo alguno.

Si lo piensas, todo este tocho ha sido escrito simplemente para expresar lo mucho que necesito ese cariño que sólo Ella puede darme en momentos en los que no puedo tenerlo. Bueno, y en los que sí puedo también.

PD: tengo Miss Atomic Bomb, Romeo & Juliet, I Miss You y Copenhague echando humo.

PD2: siento las dosis de moñeces, pero mi blog es mío y ya se sabe lo que hago cuando quiero.