lunes, 30 de enero de 2012

Quién dijo miedo.

Después de hablar mucho rato con mi madre y mi tío sobre su juventud, llego a una conclusión. ¿Sabes cuál es el problema? Hay demasiado miedo al fracaso. Hay demasiado miedo a ser infeliz, a equivocarte en alguna decisión importante de tu vida y no poder volver atrás, a perderlo todo. Se ve en todas partes: mi madre y mi tío, por ejemplo. Gente mayor, adulta, o anciana que hoy día se arrepiente de decisiones que tomaron, o mejor dicho, que no fueron capaces de tomar por cobardía, o porque no era lo que se esperaba de ellos. Es lamentable ver cómo pasan los años y surge la pregunta: ¿y si...? ¿Y si...?


 La vida consiste en equivocarse. En cometer errores y aprender de ellos, en atreverse a levantarse y dar los primeros pasos, pues sin ellos nunca aprenderíamos a caminar. Una vez más, no puedo evitar mencionar a Vetsuta Morla, a su canción Copehnague, en la que Pucho menciona "el valor para marcharse, el miedo a llegar". Yo, personalmente, tengo miedo. Pero no temo el tomar una mala decisión, no temo equivocarme, no temo que me hagan daño; no, eso ya es irrelevante. Mi verdadero miedo es ver cómo no fui capaz. Me da miedo tener que plantear en el futuro esa pregunta, esa maldita pregunta: ¿y si...?


Por eso voy a intentar, qué carajo, ser feliz. La vida es demasiado corta como para preocuparse por las consecuencias de todos y cada uno de tus actos. 


Que le jodan al miedo.

miércoles, 25 de enero de 2012

Valiente.

Abro el blog con un texto que "escribí" hace un par de semanas. Está basado en varias canciones de Vetusta Morla, modificadas a mi gusto.


Puedo doler, puedo callar, puedo sentir que no doy más.
Puedo pasar, puedo escapar, puedo fingir que me da igual.
Puedo romper, puedo olvidar, puedo ser fácil de engañar.
Y me duele, y me callo, y siento que no doy más.
Y paso, y escapo, y finjo que todo me da igual.
Y rompo, y trato de olvidar, y soy fácil de engañar.
Y puede ser que mañana esconda mi voz, por hacerlo a mi manera, porque ¡hay tanto idiota ahí fuera!
Y puede ser que haga de la rabia mi flor,y con ella mi bandera.
¡Sálvese quien pueda!
Pero mañana no esconderé mi voz, y lo haré a mi manera.
¡Idiotas!
Y mañana no tendré que usar la rabia, seré mi propia bandera.
¡Sálvese quien pueda!
Y yo corro, a mí nunca me enseñaron a andar, no voy a contar lo mejor y ocultar lo peor, ni a ponerme el mejor chaqué.
Ahora soy yo, pues no hay disfraz mejor.