jueves, 8 de junio de 2017

Todo va a ir bien.

Un niño llora solo en su habitación. Bueno, a él no le gustaría nada que te refirieses a él como "niño". Al fin y al cabo, tiene ya dieciséis años. Es más bien un joven. Pero en este momento no es más que un niño perdido.

Los últimos años no fueron fáciles para él (aunque claro, la adolescencia nunca lo es). En ese periodo, ha vivido su primer y único desengaño amoroso, ha visto a sus padres divorciarse y ha tenido su primera y única crisis de fe resultante en un ateísmo que en este momento le provoca un terror que le llega hasta los huesos. Para colmo, está a punto de empezar una vida nueva que también le aterra: la universidad. No sabe qué quiere hacer, no sabe qué será de su futuro. Casi no sabe ni quién es.

Normalmente, este niño (bueno, este jovencito) estaría solo con sus miedos. Tendría que enfrentarse a ellos, plantarles cara y salir adelante como buenamente puede. Pero hoy es diferente. Hoy voy a hablar con él, y voy a decirle todo lo que necesita escuchar para darse cuenta de algo fundamental: que todo va a irle bien.

Hoy, quiero empezar por darle las gracias a ese niño. Gracias por ser tan valiente como para enfrentarte a tus amigos, a tu familia y hasta a tus padres por defender tus convicciones. Gracias por creer en ti y en que tu deber es ser sincero contigo mismo y con el mundo. Debes saber que el camino que has elegido será difícil, no te voy a mentir. Vas a trabajar duro, vas a equivocarte, vas a errar muchas veces, vas a tropezar, te vas a hacer daño, va a ser muy frustrante en ocasiones, pero también quiero que sepas que va a merecer la pena.

Esto es lo más importante: quiero que estés tranquilo. Quiero que respires y que llores de alegría, porque merece la pena. En los próximos años te vas a rodear de las personas más maravillosas que hayas conocido nunca, tanto aquellos que te están apoyando ahora como los que están por venir. Y hay tanto por venir. Vas a conocer a los filólogos. Vas a reír y a llorar con ellos, y va a ser un viaje que no olvidarás jamás. Y todavía falta lo mejor.

Ahora mismo estás muy confuso y no sabes qué será de ti. Lamento decirte que eso no va a cambiar mucho. La incertidumbre seguirá siendo parte de tu vida, al menos hasta donde yo voy. Pero tengo una buenísima noticia. Además de los que ya he mencionado, vas a conocer a la persona más especial del mundo entero. Lo sé, ahora no me crees. No te preocupes, me darás la razón cuando la conozcas. Su nombre es Esther, y es lo mejor que nos va a pasar nunca. No voy a hablarte de sus cualidades, de sus virtudes o de lo PRECIOSA que es, porque no quiero privarte del privilegio de descubrirlo por tu cuenta. Lo que sí quiero decirte es que ella hará que todo tenga sentido. Te va a apoyar como nadie lo ha hecho en cada paso que des. Va a ayudarte a salir adelante en situaciones que nunca imaginaste poder sobrepasar. Ella hará que lo imposible parezca fácil con tan sólo unas palabras. Ni te imaginas la suerte que tenemos de que nos quiera. Y cómo nos quiere. Gracias a ella vas a descubrir lo que es el amor. Créeme, no tienes ni idea, y es la sensación más perfecta del mundo. En sus brazos vas a descubrir tu verdadero hogar, y harás lo que sea por ver su sonrisa cada día, una sonrisa que ilumina nuestro mundo.

A veces será duro: tendrás que trabajar. Tendréis que estudiar. Pasaréis épocas en las que os veréis muy poquito, la echarás de menos tanto que te dolerá. Pero, de nuevo, todo vale la pena, porque cada vez que vuelvas a verla sentirás una felicidad como nunca antes.

Podría estar todo el día hablándote de ella, pero nada puede prepararte para lo que viene a continuación. Ah, y se me olvidaba, después de la carrera, vas a hacer un máster que te encanta. Y ella va a estar a tu lado durante todo el proceso. Pensarás que no la mereces, que todo es demasiado bonito para ser real, pero quiero que intentes pensar que no lo es. Ahora te hablo a ti y me hablo a mí: tenemos que intentar disfrutar. Dejar de pensar que no merecemos lo que tenemos, que vamos a perderlo todo de un día para otro. Tenemos que vivir, y tenemos que agradecer las maravillas que hay en nuestra vida cada día, porque hay tantas, que los únicos que impiden que seamos felices, somos nosotros mismos.

Creo que eso es todo lo que tenía que decir por hoy. Diría que te envidio por todo lo que tienes por vivir, pero realmente no lo hago, porque estoy seguro de que a mí me esperan cosas fantásticas también. Sólo me queda decirte una vez más: ¡disfruta!

PD: vas a FLIPAR con las películas de Marvel que están por venir. No tienes ni idea. Palabrita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario