viernes, 11 de enero de 2013

...

Pues nada, otra de esas noches que no puedo dormir. No me da la gana de tuitear. Así que escribo, que hace tiempo que no uso el blog como desahogo. Tengo una norma con mis entradas del blog. Cuando escribo algo (según voy escribiendo) ya no lo borro. A menos que tenga una errata o algo que corregir o tal. Pero cuando empiezo, no borro. Si escribo algo, queda escrito, mejor así. No busco un texto elaborado (como se puede ver perfectamente por la nula calidad de mi retórica por estos lares) sino simplemente decir lo que pienso.
Dicho eso, hoy no puedo dormir. Releo mis entradas anteriores y me doy cuenta de algo: hoy no he conseguido mi objetivo de todos los días. Al revés, esta noche he cogido ese noble objetivo y lo he pisoteado. Porque sí. Porque soy subnormal. Porque soy imbécil. Y porque nunca estoy contento con nada este mes. Me dan la mano e intento coger el brazo. No logro coger el brazo y me frustro. Y al frustrarme voy y (esto es ya el summum de mi idiotez) lo pago con quien menos se merece. La historia de hoy, y de estos últimos días. No solo no hago por encender esa luz de la que hablo en otras entradas que ilumina mi mundo, sino que la apago despiadadamente. Y esta noche hace más frío.
No he tenido esas buenas noches, ni esa calidez que siento al desconectar el video. Por supuesto por culpa mía, no puedo quejarme, no tengo derecho. Mi imbecilidad me ha costado todo eso, y unas horas de comerme la cabeza y pensar cosas feas. Y digo unas horas porque tengo los ojos como platos. Qué fácil es quitarme el sueño. Y la cuestión es que me lo quito yo solo. Nunca aprenderé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario